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La realidad en Uruguay

Vivimos en un país que tiene el triste privilegio de tener las tasas más altas de suicidio de América Latina, oscilando entre el 1º y 4º puesto, según el año, muriendo de 1 a 2 uruguayos por día por esta causa. Estas cifras tienden a ascender, especialmente en la población de adolescentes y adultos mayores.

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) señala que por cada suicidio consumado hay ocho tentativas, siendo en nuestro país una relación que asciende de 1 a 10. Estas cifras sin contabilizar las muertes que son interpretadas como "accidentes".

El suicidio y el Intento de Autoeliminación (I.A.E.) son evitables; por lo menos en los últimos seis meses anteriores al hecho, la persona dio signos y síntomas que no fueron leídos adecuadamente, siendo complejas las razones de la no lectura, aún por los propios técnicos de la salud. Podemos decir que la situación de riesgo continúa por lo menos un año después de haber hecho la última tentativa de quitarse la vida.

Hemos encontrado situaciones desencadenantes que coinciden con datos nacionales e internacionales tales como el desempleo, el abuso de sustancias (legales o ilegales), la ruptura de la pareja, las crisis vitales de las diferentes etapas de la vida, la depresión, etc.

En 1992 la O.M.S. recomendó diversas estrategias para mejorar la prevención del suicidio. La O.M.S. reconoce que la asistencia a la persona suicida debe subordinarse a diversos factores sociales: reducir el paro y el aislamiento social, ofrecer ayuda social y educativa para reforzar la capacidad individual para afrontar los problemas de la vida, mejorar la preparación del personal de los servicios de salud y sociales para ayudar a los grupos de alto riesgo suicida, e informar a la comunidad sobre las causas y la prevención del suicidio. Los programas preventivos deben orientarse no sólo a la persona suicida sino también a su entorno familiar, a la escuela, a los centros de trabajo y a otras organizaciones, así como a la comunidad.


Mensaje de Esperanza

Si usted es uno de los muchos millones de personas que sufren del problema número uno de salud pública del país:
LA ENFERMEDAD MENTAL Y EMOCIONAL

podemos decirle que existe ayuda para usted, aun cuando todo lo que ha intentado hasta ahora haya fallado en proporcionarle alivio. Hablamos de nuestra experiencia personal. Nosotros hemos sufrido durante años de una severa enfermedad mental y emocional:

Depresión, ansiedad, soledad, miedo y otras emociones atormentadoras.



Muchos hemos recibido por años instrucción religiosa, tratamiento psiquiátrico, tratamiento médico. Hemos tomado tranquilizantes, antidepresivos, píldoras para dormir y otras drogas. Hemos estado en consulta interna y externa en hospitales: hemos intentado suicidarnos.
La solución para la enfermedad, la forma de recuperarse y mantenerse bien, es el Programa de Recuperación de Neuróticos Anónimos, y funciona en aquellos que quieren practicarlo.

NO HEMOS VISTO QUE UNA PERSONA FALLE CUANDO HA HECHO SU MEJOR ESFUERZO PARA SEGUIR ESTE PROGRAMA.