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domingo, 11 de julio de 2010

¿El éxito depende de tu personalidad?

¿Existe algo tan gratificante para una persona como disfrutar de su empleo y profesión a diario? Es fascinante detenerse a pensar en las distintas clases de aptitudes, cualidades, personalidades, valores, y preferencias de cada persona, siendo todos estos factores que contribuyen al entendimiento de las necesidades de cada postulante, y a la formación de una visión integral por parte del empleador (fortalezas, debilidades, preferencias profesionales).

Asimismo, estos factores ofrecerán información acerca de los tipos de empleos y ambientes laborales que capturan el interés del postulante, acerca de cómo prefiere trabajar (el ambiente más propicio para su éxito), y también acerca de la forma en que conduce su búsqueda de empleo.

¿Es posible anticipar cómo un postulante trabajará con un empleador determinado? Desde luego, existen modelos pensados a dicho fin, que ofrecen pistas inmediatas acerca de las actitudes y los rasgos críticos para el proceso de elaboración de decisiones y de toma de riesgos.

Claro que algunos asumirán el control del proceso de toma de decisiones y de la búsqueda laboral en forma mucho más eficiente que otros. En primer lugar, cabe señalar que la energía y la pujanza del postulante, por lo general, suelen repercutir en forma negativa sobre su paciencia. De hecho, algunos dejan sus empleos en forma precipitada, sin planificar demasiado lo que está por venir.

Otros son más precavidos, y eligen formar constantemente contactos que pudieran servirles para posicionarse mejor u obtener un mejor empleo. En la mayoría de los casos, este tipo de personas suelen quedar pasmadas cuando son despedidas, y no pueden creer que, al final de cuentas, no eran indispensables en el trabajo.

Suele tratarse de personas competitivas, que no resisten por mucho tiempo la búsqueda laboral. Ellos establecen redes laborales y tienen algunos buenos contactos para probar suerte. Esto los hace un tanto agresivos a la hora de pujar por un nuevo empleo. De hecho, ellos no creen que haya alguien que no quiera contratarlos, lo que hace que lleguen a las entrevistas con grandes dosis de confianza y autosuficiencia.

Los amistosos

* Las personas amistosas son trabajadores de equipo naturales, algo que resulta esencial a los fines de la búsqueda laboral. No obstante, suelen ser también muy sensibles y, en consecuencia, cualquier cosa tiene la facultad de herirlos.

Nada les produce más miedo que la palabra “No”, de modo que pueden ser muy indecisos a la hora de dejar un trabajo, iniciar las tareas de una búsqueda laboral, y, posiblemente, hagan aquellas partes de las tareas que les resulten gratificantes y dejen aquellas partes menos satisfactorias para el final —por lo que existen grandes probabilidades de que nunca se lleguen a completar—.

En este sentido, ellos podrían intentar evitar todas aquellas situaciones que pudieran representar un rechazo. Dado que son buenos para el trabajo en equipo, puede que tengan gran cantidad de contactos de los cuales valerse a la hora de la búsqueda laboral, aunque la falta de cualidades de archivo podría hacer que jamás encuentren el teléfono de la persona que más necesitan.

En cualquier caso, se trata de personas que lo intentarán duro, de cualidades poderosas, que suelen brindar interesantes entrevistas.

Los realistas

* Los individuos pacientes y realistas suelen ser personas calmas por naturaleza, siempre bien orientadas, sin pretensiones exageradas, y con excelentes aptitudes de jugadores de equipo. Estas personas suelen mantenerse en su cargo hasta la jubilación o hasta que se les obliga a retirarse por algún motivo.

Siempre expresarán sus deseos de alcanzar una mejor situación, aunque sus anhelos no lograrán sobrevivir al primer obstáculo que el destino decida plantearles. Asimismo, son efectivos a la hora de planificar sus carreras, y logran tomar decisiones acertadas y oportunas.

No poseen grandes redes de contactos, ya que no les gusta importunar a las otras personas, y, al mismo tiempo, son muy orgullosos como para dejar que los demás sepan que están desempleados. En resumen: son personas sólidamente organizadas, que siguen los planes de la búsqueda laboral al pie de la letra, cuyo mayor defecto es la falta de contactos.

Los planificadores

* Los planificadores son individuos de pocas palabras, precisos y calculadores. Si sienten que no son reconocidos o que su trabajo —que siempre se ajusta a lo solicitado— pasa inadvertido, entonces comenzarán a planificar en silencio su salida.

No obstante, sólo se irán cuando sea el momento adecuado. Nadie verdaderamente puede saber si están descontentos, ya que continúan actuando con naturalidad y no suelen hacer públicas sus quejas.

Los planificadores son rigurosos a la hora de seguir su plan. Ellos aman el orden de sus planes. Su actitud podría resumirse con la siguiente frase: “Ya les mostraré lo que valgo”. A ciencia cierta, saben que hay un trabajo aguardando por ellos.

Los planificadores no suelen andar haciendo amigos por el mundo, por lo que no cuentan con gran cantidad de contactos, aunque, si las cosas se ponen bravas, no dudarán en hacer ese llamado telefónico.

Posiblemente te hayas visto reflejado en alguna de las descripciones anteriores. Cabe señalar que estos son rasgos generales, de modo que no creas que hay algo mal si tienes un poco de uno y un poco de otro.


¿Cuál es tu personalidad laboral?

Estas descripciones pueden darte una idea de tus fortalezas y debilidades a la hora de dar ese paso que tanto te cuesta. Este tipo de apreciación ayuda a cambiar esos hábitos perniciosos y hace que la búsqueda laboral una tarea más agradable y, sobre todo, más exitosa.




Aprende a escuchar y enriquecerte con las observaciones de tus jefes y compañeros de trabajo....

¿Te interesa saber lo que los demás piensan de tu trabajo? Entonces haz que a los demás les resulte fácil venir a decírtelo. Si ellos creen que tienes positivamente en cuenta sus objeciones y comentarios, entonces conseguirás su feedback con frecuencia. Y, a decir verdad, esto es un indicador fenomenal sobre tu desempeño laboral.


Cómo lograrlo


· Intenta controlarte y no ponerte a la defensiva. El temor de lastimarte o tener que lidiar con tus posturas defensivas o tus constantes justificaciones podrían hacer que alguien piense dos veces antes de venir a hacerte una observación.

· Escucha para entender. Utiliza y ejercita todas tus aptitudes de escucha inteligente. Recurre al lenguaje corporal y a las expresiones faciales para alentar a la otra persona a hablar.

· Intenta suspender los juicios. Después de todo, al conocer los puntos de vista de otras personas aprendes sobre ti mismo y sobre la forma en que tus acciones son interpretadas por el resto del mundo.

· Recapitula y refleja que estás escuchando. El emisor del mensaje apreciará que escuches de verdad lo que tiene para decirte. Demuestra que estás escuchando en serio.

· Formula preguntas para clarificar. Concéntrate tus preguntas en asegurarte la comprensión del mensaje.

· Solicita ejemplos e historias que puedan ilustrar la observación. Asegúrate de que ambos estén dando el mismo significado al mensaje.

· Sólo por el hecho de que una persona venga a decirte algo, no quiere decir que esté en lo cierto. Las demás personas ven tus acciones pero las interpretan a través de su propia pantalla conceptual y de su experiencia de vida.

· No seas difícil. Las personas evitan hacer críticas o objeciones constructivas a gruñones y malhumorados. Tu apertura al diálogo se hace obvia a través del lenguaje corporal, las expresiones faciales, y tus modales acogedores. Y tu rechazo al mismo también.

· Busca hablar con otras personas para chequear la veracidad de lo que han venido a decirte. Si sólo una persona tiene esta idea, es posible que sea ella y no tú.

· Recuerda, sólo tú tienes el derecho y la habilidad de decidir qué hacer con las opiniones recibidas.


Consejos prácticos


· Intenta mostrar tu valoración hacia la persona que está ofreciéndote su punto de vista. De esta manera, conseguirás que los demás se sientan alentados a hacerte comentarios sobre tu trabajo y, lo crean o no, eso es justamente lo que tú quieres.

· Incluso un manager o supervisor podría tener miedo a hacer una crítica constructiva a sus empleados. Esto se da porque nadie está completamente seguro de cómo va a reaccionar la otra persona.

· Si percibes que comienzas a dar muestras de hostilidad o te pones a la defensiva, practica alguna de las técnicas reconocidas de reducción del estrés como inspirar profundamente y expirar lentamente.

· Concentrarse en comprender el feedback haciendo preguntas o reafirmaciones suele ser una buena manera de disipar en el emisor todo temor de hostilidad o ira por tu parte.

· Si verdaderamente estás en desacuerdo, te sientes enojado, o quieres refutar las opiniones de la otra persona, espera a que tus emociones estén bajo control y luego vuelve a abrir la discusión.





El arte de la seducción en los negocios


El poder de seducción abre puertas a relaciones nuevas, mejora las actuales, nuevos negocios hasta mejoras laborales…

Seducción, es una palabra poderosa, que proporciona una imagen o idea diferente de cada persona, dependiendo de las creencias que esta tenga.


En el concepto más amplio, la seducción es la forma en la que se logra cautivar a los demás, es la forma en que se consigue agradar o caer bien; esto ayuda a fortalecer lazos afectivos con nuestros seres queridos y conocer gente nueva, que puede ser, contactos profesionales, nuevas amistades o quizá el amor deseado.

La seducción es una importante habilidad social e intelectual que atraerá a la gente hacia ti, afortunadamente es posible desarrollarla, siendo cautivador a través de la simpatía, haciendo que los demás se sientan a gusto y especiales.

Estas son algunas técnicas que te ayudará a incrementar tu poder de seducción.

Realmente escucha a los demás. A todos les gusta que se les preste atención, pues a todos nos gusta oírnos y sentirnos importantes. Al brindar tu completa atención a alguien, es una forma segura de hacer que se sienta extraordinario, pues lo colocas en primer plano. Cuando quieras impresionar empieza por mencionar alguna duda que pueda dar pie a la narración de una historia, así lograras tu objetivo que es que la otra persona converse, no uses preguntas generales que puedan responderse con sí o no.

Cuenta una buena historia. Para hacerte destacar, hazte experto en contar historias interesantes; saber narrar buenas historias dice mucho de ti, sobre lo divertido y perspicaz que eres. Además puede crearte fama, haciendo que la gente se sienta intrigada por tu magnetismo. Pero si narrar historias no es tu fuerte, repasa la primera página del periódico antes de una reunión, estrecha el tema a un par de temas con los que te sientas cómodo y lee suficiente para poder crear tu propia opinión sobre el asunto.

Condúcete acompasadamente. Una conversación pausada te hace parecer menos ansioso, esto proyecta una clase de confianza e importancia que invita a la gente a quedarse atrapada en cada palabra tuya y a tomarte más en serio.


No presumas tus éxitos. Aunque tengas la historia más fabulosa, actúa con modestia para no parecer odioso. La gente emplea mucha energía tratando de demostrar cuanto sabe, la inteligencia es una virtud admirable, pero cuando presumes, te ganas la antipatía de los demás.

No descuides los detalles. Todo lo que no expresas con palabras, juega un importante papel en tu encanto personal, por eso tu expresión corporal debe resultar agradable.

Recuerda, el poder de seducción abre puertas a relaciones nuevas, mejorar las actuales, nuevos negocios hasta mejoras laborales. No desaproveches la posibilidad de desarrollar tu poder de seducción, aprende a ganarte a la gente sin pronunciar ni una sola palabra atrayéndolos hacia ti.

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