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martes, 9 de noviembre de 2010


¿Sabía usted que el 20% de las cosas que usted hace le darán el 80% de la gratificación? .....

El 80% restante de su tiempo lo está ocupando en cosas que no le aportan mucho.

Esto no es solamente válido para su negocio, sino también para todo el resto de las áreas de su vida. Entonces, lo ideal es descubrir cual es ese 20% de tiempo que nos aporta tanto y tratar de aumentarlo, ¿verdad? Pero, ¿cómo podemos diferenciar las actividades que son valiosas de aquellas que nos hacen perder el tiempo? Descubra 10 tipos de actividades que seguramente le hacen perder su tiempo y 10 cosas que normalmente le aportan mucho valor.

¿No le gustaría lograr más en menos tiempo?

La eficiencia y la productividad son cualidades que queremos adquirir en todas las áreas de nuestras vidas. En un mundo cada vez más acelerado las personas se han dado cuenta de que el tiempo es su activo más importante. Cada día que pasa es un día menos.

Por eso es importante cuestionarse sus actividades diarias para así poder determinar cuales son aquellas que realmente le aportan. Pero, de todas las miles de cosas que hacemos diariamente, ¿cómo podemos diferenciar aquellas que son valiosas de aquellas que nos hacen perder el tiempo?

Para eso tendrá que comenzar a pensar en función del principio del 80/20.


¿Qué es el principio del 80/20?

El principio de Pareto, más conocido como el principio del 80/20, plantea que el 80% de los resultados o beneficios se obtienen del 20% de nuestros esfuerzos. De la misma manera, el 80% de nuestras actividades nos generan solo el 20% de las satisfacciones en la vida.

Es un principio ampliamente conocido en el ámbito de los negocios. El diagrama de Pareto tiene muchas aplicaciones en una empresa. Entre otras funciones, se usa para hacer controles de calidad para determinar la fuente más común de defectos de un producto, la razón más frecuente de reclamos de parte del cliente, etc.

Sin embargo, su aplicación en la vida personal de cada persona es menos conocida.



¿Por qué debería importarle el principio del 80/20?

Porque se aplica a todas las áreas de su vida y le dará un mayor entendimiento de lo que verdaderamente esta sucediendo en el mundo que lo rodea.

Si usted logra pensar de acuerdo a éste principio, será una persona más efectiva, productiva, competitiva, feliz y satisfecha. Sus negocios también serían más rentables, ya que requerirán una menor inversión de tiempo, dinero y esfuerzo para obtener mejores resultados.

Si usted aprende a pensar y a funcionar de acuerdo a éste principio, muy pronto determinará cuales son las actividades valiosas de su vida y cuales son las que no le aportan mayormente. Podría deshacerse de lo que es superfluo y tornarse en una persona más productiva.

La meta no es necesariamente rendir al máximo y seguir extenuándose, sino más bien deshacerse de lo innecesario y vivir una vida más tranquila y, al mismo tiempo, más productiva y eficiente.



La importancia del principio

La razón por la cual es tan importante comprender el principio es porque demuestra una realidad de la cual muchas veces no estamos concientes.

Asumimos que todos nuestros esfuerzos tienen más o menos la misma relevancia:

Todos los clientes son igual de valiosos

Todo producto y todo ingreso por ventas es igual de bueno

Todos los empleados de una misma categoría aportan el mismo valor

Todos los alumnos de un curso son culpables por el desorden generalizado

Todas nuestras actividades diarias son necesarias y nos aportan lo mismo

Tenemos la tendencia de pensar que el 50% de nuestro aporte genera el 50% de los resultados. Pensamos que hay un equilibrio lógico entre causa y efecto.

Sin embargo, estas presunciones son erróneas y pueden causar mucho daño en nuestras vidas, especialmente porque están tan fuertemente arraigadas en nuestra mente. El principio 80/20 demuestra que normalmente hay un desequilibrio marcado al estudiar los datos cuantitativos de causa y efecto.




¿Cómo hacerlo, en la práctica?

El secreto del éxito radica en determinar cual es el 20% de nuestras actividades que nos genera el 80% de los beneficios.

Pero, ¿cómo se logra diferenciar cuales son las actividades que nos aportan los mayores beneficios y cuales son aquellas que nos agobian, estresan y cansan sin dejar fruto alguno?

No siempre es fácil dilucidar las cosas que realmente aumentan nuestra eficiencia y diferenciarlas de aquellas actividades que solo nos quitan tiempo sin hacer un aporte significativo a nuestras vidas.

A continuación nombro diferentes maneras de determinar el 20% y cómo podemos deshacernos de lo innecesario y explotar lo más efectivo:

Como ya mencioné anteriormente, el principio del 80/20 se puede aplicar de dos maneras:

1. Tradicionalmente se ha utilizando como un método de análisis cuantitativo que estudia la relación entre los datos de una causa versus su efecto: el diagrama de Pareto.
2. Un método menos conocido es el de pensar de acuerdo al principio del 80/20. Nos ayuda a hacer constantemente un análisis profundo de nuestras decisiones, actividades y relaciones.

Para eso tenemos que aprender a diferenciar aquellas cosas que son valiosas de aquellas que son innecesarias..

Richard Koch, en su libro "The 80/20 Principle" ( R. Koch, "The 80/20 Principle". Doubleday, USA, 1998. p. 161-162), describe maneras bastante certeras de determinar las actividades superfluas en nuestras vidas:

10 ejemplos de actividades que seguramente le hacen perder su tiempo:

1. Cosas que otros quieren que usted haga
2. Cosas que siempre se han hecho de una manera determinada
3. Cosas en las cuales no tiene muchas habilidades
4. Cosas que usted no disfruta
5. Cosas que siempre son interrumpidas
6. Cosas que le interesan a poca gente
7. Cosas que ya se demoraron dos veces el tiempo que usted esperaba
8. Cosas en las cuales sus colaboradores son mediocres o no confiables
9. Cosas que tienen un ciclo predecible
10. Contestar el teléfono y escribir emails

10 cosas que normalmente le aportan mucho valor:

1. Cosas que promueven el propósito para su vida.
2. Cosas que siempre ha querido hacer.
3. Cosas que ya están en el 20% que le aporta el 80%.
4. Innovaciones que le permitirán ser más eficientes.
5. Cosas que los demás le dicen que no se pueden hacer.
6. Cosas que otros han hecho con éxito en un área diferente.
7. Cosas que usan su propia creatividad
8. Cosas que otros pueden hacer por usted con poca inversión de tiempo de parte suya.
9. Cosas en las cuales sus colaboradores son de alta calidad y trabajan con excelencia
10. Cosas que tiene que hacer ahora o nunca.

Analice todas sus actividades y determine cuales son las que le hacen perder el tiempo. Descubra también a aquellas que lo transformarán en una persona más eficiente, productiva y competitiva.

http://EducacionParaElExito.com
Me siento mal…

Los sentimientos son indiscutibles. Pero, ¿qué quiere decir estar mal? ¿Y qué hacer en ese caso?.......

Atender las sensaciones de verdad, es abrirlas con curiosidad y preguntarles a esos monstruos qué están diciendo.

Existe un catálogo de situaciones que llevan a ese estado muy común. Hasta diría sano, pero confuso.

Desde los contratiempos cotidianos que pegan excesivamente: “no me saludó en la oficina” o “se rompió un caño” y convierten moretones en naufragios.

O las interpretaciones que causan dolor. “Hizo tal cosa porque no le importo, porque no me quiere.” Conjeturas con humos de verdad revelada. Una lectura de lo que el otro “siente” que impide suponer, por ejemplo, que simplemente se olvidó. Una distracción no pone en juego la relación, ni el afecto.

Otra de las causas de malestar es la impresión de haber sido estafadas. No se sabe cómo creció con la convicción de que la vida iba a ser diferente. Crea cierta dificultad para soportar los obstáculos que la realidad impone. “Por fin decido inscribirme y hay paro.” Y sí, nadie estaba esperando con una alfombra roja.

En ocasiones, se va solo como vino “con fecha de vencimiento”; o se instala como una segunda piel, sin que exista algo que amerite el “bajón”

Todas estas diferencias deben tratarse con profundidad, ojo no digo maquinar, tiqui, tiqui, tiqui como un pajarito taladrando la cabeza. Rumiar los problemas rebuscadamente y llegar hasta Adán y Eva, pasando por mamá, papá y la abuela, es una búsqueda de culpables que no ayuda en nada y más bien sofoca con más explicaciones un estado valioso. “Yo repito la historia de la familia” se instala más como un vicio que una salida.

“Mal” puede significar cansancio, miedo, rutina, desasosiego, secretos penosamente llevados, fruncimiento, –falta de espontaneidad– deseos insatisfechos, aburrimiento, dolor de panza o de muela, frustración, sensaciones de irrealidad, torpeza, ausencia de lazos sociales, ropa inadecuada, pelo lacio, rulos rebeldes. Competir, rivalizar: odiosas comparaciones. Inmadurez. Duelos sin elaborar, mudanzas, cambios que asustan, –el paso es más largo que el tranco–. Preocupaciones económicas o de salud, agobio, goteras en el techo, el peso en la balanza. La edad. Dudas, desconfianza, insomnio, celos y… podemos seguir.

Parece que mezclo todo, pero precisamente una característica de las personas que “están mal” es la de que no anda –o falta– el termostato de medir heridas. Todo está en el mismo nivel, zapatos y manzanas.

¿Por qué perder tan rica gama de posibilidades y enarbolar un “estar mal” cerrado como una jaula?

Conquistaré escasa simpatía con lo que voy a decir: abrir produce molestias.

Pero los esfuerzos valen la pena.

Explorando se puede tropezar con algo nuevo, inventar un código personal que exprese en los hechos –tanto como en los dichos– necesidades y permisos.



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